¡Pascal vive! ¡Gracias Lazarus!

No soy un programador. Pero adoro la programación. Es una de las cosas que hubiera querido desarrollar al máximo y me encantaría poseer los conocimientos formales, el tiempo y la bonanza económica para dedicar energías y creatividad a la fabricación de aplicaciones de mi gusto.
Mis conocimientos sobre el tema los he adquirido de manera autodidacta. Aunque en mis años mozos me adentré por los caminos del Basic y el Quick Basic, pronto tuve la suerte de conocer la programación estructurada, a través de Pascal. Al final, como un tributo a Linux y obligado por él, estudié C, aunque jamás me interné en el C++. Hay muchos otros lenguajes y herramientas que me llaman poderosamente la atención pero no he tenido el tiempo para abordarlos, ni siquiera programo con solidez en los lenguajes mencionados.
La programación ha sido en ocasiones una vía de escape a mis angustias. Me relaja, me distrae de aquellos tormentos que a veces cruzan, de manera implacable nuestras vidas.  Tal vez por ello he tenido temporadas fanáticas de programación. Es en ellas que he producido algunas cosillas que, al menos a mí, me dan satisfacción. Alguna vez conocí y programé en entornos de RAD, Visual Basic en sus inicios y … Delphi, con el maravilloso Object Pascal. Cuando dejé Windows, allá por el año 1996, extrañé a Pascal y especialmente a Delphi. Todavía tuve oportunidad de enseñar elementos de programación a mis alumnos y utilicé Pascal y Delphi. Me dio gran satisfacción ver que algunos de mis jóvenes aprendices elaboraban aplicaciones sencillas pero bien estructuradas, incluyendo una tabla periódica de los elementos, con un juego incluido.  Creo, aunque peque de falta de modestia, haber sembrado en algunos el amor por la programación y en particular por la programación estructurada.
Cuando Borland (la casa que producía Delphi) anunció su proyecto para un equivalente en Linux, me alegré y lo esperé con ansias. Kylix, el Delphi para Linux, fue en mi opinión un fiasco gigantesco. Borland jamás intentó arriegarse de veras con el software libre y el entorno de programación RAD de Kylix nació contenido, maniatado y sofocado por la propia empresa que lo creó.
Aunque hay excelentes entornos para escribir aplicaciones, como Anjuta y Eclipse, o herramientas como Glade para diseñar interfaces, debo reconocer que siempre estuve enamorado de Delphi, por su facilidad, elegancia y solidez. Todavía ejecuto en Linux, pequeñas aplicaciones que escribí en Windows a través de Wine, ¡y funcionan a la perfección!
Todo este largo preámbulo para confesarles y compartir la alegría que me da conocer la madurez y eficiencia del proyecto Lazarus, un clon de Delphi, capaz de ejecutarse bajo Linux, Mac OS X, Windows y que utiliza el rápido y sólido compilador Free Pascal. Al decir que se trata de un clon no quiero reducir sus propiedades: es un ejemplo de lo que es capaz el software libre. He portado aplicaciones viejas escritas en Delphi, el lenguaje es compatible con Object Pascal y su rapidez es formidable. Todavía está en fase de desarrollo y tiene ciertas limitaciones. En particular, la interfaz basada en gtk 1 es horrible, en especial con las fuentes de letras. Yo lo he compilado en gtk2 y se ve estupendo, pero pierde alguna funcionalidad. Aun así, Lazarus puede compilar aplicaciones en gtk, gtk2, gnome, qt, Windows y Carbon, para Mac. Todo aquel que haya usado Delphi se sentirá a gusto. Sólo hay que dar tiempo a que madure un poco más.
Aunque no estoy en capacidad de aportar como desarrollador al proyecto Lazarus, quiero con este artículo mostrar mi pleno respaldo y agradecimiento al equipo que durante estos últimos años ha confiado en Pascal y en el software libre y han logrado esta maravilla de entorno.
Ahora, como práctica de relax, he vuelto a las andadas y escribo alguna que otra tontería, recordando viejos aprendizajes, rutinas, métodos. Es de veras divertido.
¡Gracias Lazarus!
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Enlaces:

Sitio del proyecto Lazarus

Sitio de FreePascal