El 1938 de mi padre

New York City, 1937He proseguido con mis investigaciones sobre mi padre. En breve voy a publicar un par de notas relacionadas con él. Me interesé por encontrar imágenes cercanas o del mismo año en que salió de la ciudad de Nueva York, donde residía. Abandonó los Estados Unidos un 26 de octubre de 1938. Apenas unos años antes, Norteamérica había sido sacudida por una formidable depresión económica. José Emiliano Ortiz Guzmán llegó a Venezuela, con su guitarra de músico, sus zapatos de dos colores, un bigotito fino y el sabor del Caribe en su sangre.
La zona de la ciudad que él había dejado atrás, era una mezcla de regiones, con fronteras apenas discernibles, entre los barrios de judíos, polacos, italianos, puertorriqueños, afro-americanos, rusos, luchando por abrirse paso, afincarse, defenderse y construir una nueva vida, al menos para sus descendientes. La pobreza, el trabajo duro, la violencia de la calle.
He encontrado estas fotos de la Nueva York de 1937. Forman parte del catálogo de imágenes de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, en la sección de American Memory – America from the Great Depression to World War II (1935 – 1945) – Documenting America. Algunas fueron tomadas unas calles más allá de donde vivía mi padre. Ese fue su mundo durante unos años y así lo dejó cuando partió, aquel lejano octubre, 68 años atrás.

Crédito de la foto: Library of Congress, Prints & Photographs Division,
FSA-OWI Collection, [reproduction
number, LC-USF3301-006712-M3 DLC (b&w film dup. neg.)]

Autor: Evans Walker

Un comentario

  1. Sólo puedo ver a mi abuelo, el músico, el bohemio, el artista caribeño expatriado, caminando por las endurecidas calles de la depresión, manchando el blanco y negro de aquella caótica, diversa y hermosa Nueva York con sus boleros y sones. Abandonando luego a la naciente capital del mundo en busca de suerte en tierras sudamericanas, donde habría de morir para dar paso a la historia que ahora sus descendientes protagonizamos, de nuevo inmigrantes en busca del sueño, ese «americano» del que tanto debe haber escuchado él cuando le arrancaron del calor Borinqueño. Mi abuelo, la primera imagen de un Deja Vú. Quizás mi reflejo extraviado en otro tiempo. Extempforáneos.

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