Desastre con Ubuntu Breezzy
He cometido el craso error de violar mi regla de oro: no actualizar nunca hasta tener suficiente seguridad de que no será un desastre. Así, basado en mi anterior experiencia con la actualización de Ubuntu 4.10 a 5.04, la cual fue silbar y cantar, me dí a la tarea de enfrentar la actualización de Hoary (5.04) a Breezy (5.10). El resultado: una auténtica calamidad.
Tengo muchos años con Linux y la actualización sigue siendo algo para “temer” y eso está muy mal. Instalar desde cero es cada vez más sencillo, amable y seguro, pero actualizar es una pesadilla, en cuyos resultados juegan un cúmulo de factores, más de los que debieran, que pueden llevar a la catástrofe a un sistema estable y con buen desempeño.
Aquí estoy peleando con el sistema, a ver si puedo evitar cosas peores. Una buena parte del colapso – y éste ha sido un factor común en las diferentes actualizaciones fallidas que he experimentado (SuSE, RedHat) – ha sido Gnome, mi viejo y querido sistema de ventanas, pero inundado de dependencias y fallos.
Bueno, por ahora les dejo. No sé si podré recuperar el sistema. Si no es así, dejaré de estar por aquí hasta que ponga todo en orden (esos son los gajes de tener la máquina de uno como servidor y como todo, lo sé, es una estupidez, pero no tengo recursos para otras opciones). Cuando me recupere contaré los detalles en el área técnica.