Cassini: Un adiós muy personal.

El  15 de septiembre, poco antes del mediodía en horas de Greenwich, la sonda espacial Cassini que orbitara Saturno y todo su sistema de anillos y lunas por 13 años, finalizó su contacto con La Tierra y se lanzó a las nubes del gigantesco planeta, terminando completamente con su existencia.

Hace veinte años, llegué a casa con una postal que – creo recordar – tenía la imagen del Ávila, la bella montaña guardiana de Caracas. En algún momento de ese día, pedí a Morella y nuestro hijo mayor Carlos Alberto, que firmaran la postal. En cuanto al pequeñín José, para entonces de poco más de cuatro años, le dije que colocara su manita derecha sobre la tarjeta y con el bolígrafo la transformé en silueta. Por último firmé yo. El destinatario final de las firmas en la postal era un DVD que viajaría a bordo de la nave espacial Cassini que despegaría en octubre del año 1997, con otras 616.396 firmas de todo el mundo. incluyendo las de miembros de la Sociedad Planetaria fundada por Carl Sagan, de la que yo formaba parte. Entonces vivíamos en Valencia, Venezuela, en una zona llamada El Trigal, que siempre asombraba por el verdor de sus árboles y sus bandadas de loros volando y gritando al atardecer.

Cassini abrió un mundo de maravillas y misterios a una especie inmadura y violenta, curiosa y depredadora, capaz de poner en duda las consecuencias de su actividad sobre el planeta único y especial en el que habitamos.

Cassini viajó durante 6 años y 261 días. Cuando comenzó a girar en torno al sistema saturniano ya hacía algunos años que nuestra vida había dado un vuelco y con tropiezos, alegrías y golpes, habíamos emigrado a otras tierras a reconstruirlo todo y nuestros hijos a construir su propio destino. Al llegar, la nave comenzó su torrente de información: inimaginables fotos de los anillos, el ingreso de la sonda Huygens a la luna Titán, repleta de lagos y ríos de metano, imágenes de las alucinantes auroras o el hexágono de nubes en los polos del planeta, el descubrimiento de nuevas lunas y la sorprendente revelación de que Encédalus uno de sus satélites, tiene géisers que expulsan agua al espacio en forma de hielo y que se trata de un astro con un gigantesco océano – probablemente de agua salada – en su interior.

De la perplejidad pasamos a la costumbre y ahora me doy cuenta que Cassini se transformó en un hecho cotidiano, en algo casi natural, obvio. De vez en cuando registré algunos de sus hallazgos en el blog, pero debo reconocer que esos trece años que orbitó Saturno, me parecen ahora un siglo.

Algo de mí se hunde con él en las profundidades del gigantesco mundo gaseoso. Algo se va para no volver jamás. Una etapa de la vida que se ha cerrado, con ganancias y pérdidas, pero con una marca que no nos abandona.

Una miríada de misterios aún exigen búsqueda e investigación. Las posibilidades de encontrar vida en las aguas de Encedalus brindan fascinación y esperanza a los futuros encuentros. No estoy seguro que podré estar presente en esos nuevos derroteros de la ciencia, pero agradezco a Cassini por lo que nos regaló a los humanos, a pesar de nosotros mismos.

Te has ido Cassini. Por la especie humana y por la ciencia te digo adiós, con todo mi corazón.

Enlaces:

Cassini: The Grand Finale (NASA)

Cassini en Wikipedia (Español)

Últimas fotos:

https://saturn.jpl.nasa.gov/news/3120/cassinis-final-images/

En las fotos: arriba, Saturno visto desde Cassini poco antes de su descenso final. Abajo, Encédalus visto al fondo de un Saturno magnificente, en los finales de Cassini.

Crédito de las fotos:

NASA/JPL-Caltech/Space Science Institute

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Plutón redescubierto.

pluto_charon_color_finalEn las recónditas oscuridades de nuestro sistema solar, en un excéntrico viaje alrededor de nuestra estrella, Plutón y Caronte – denominados ahora planetas enanos – muestran por vez primera su rostro a los humanos. La nave New Horizons de la NASA, que ha viajado por poco más de nueve años, se acerca cada vez más al primer gran encuentro cercano con Plutón – el día 14 de julio – cuando le observará desde una distancia de apenas 50 mil kilómetros.

En su camino, New Horizons nos ha revelado a un sorprendente planeta, de un color similar al de Marte, con intrigantes características geológicas que sólo presagian nuevos y excitantes hallazgos y desafíos para la ciencia.

Plutón fue apenas descubierto en 1930 por Clyde W. Tombaugh. Tiene una masa y volumen similar a los de la Luna y ha sido objeto de debate en los últimos años, referente a su calificación como planeta “enano”. En los próximos días veremos nuevas y emocionantes imágenes, más nítidas y que de seguro plantearán nuevos retos de investigación para la ciencia, acerca de los orígenes del sistema solar, de cuán diferentes son Plutón y Caronte, que mantienen una eterna danza entre ellos, girando uno y otro alrededor de un centro común. La verdad es que estoy maravillado con las primeras imágenes y me dejan con el aguijón de querer más y más. ¡Bravo por el duro y maravilloso trabajo del equipo que ha llevado adelante este proyecto! Ahora, la nave de nuestra curiosidad e ingenio alzará de una vez por todas, el velo de la oscuridad y la lejanía.

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Créditos de las imágenes: NASA-JHUAPL-SWRI

Página de New Horizons: pluto.jhuapl.edu

Página que escribí, ante el fallecimiento del descubridor de Plutón, en 1997 para un sitio astronómico español:

www.xtec.cat/~aparra1/astronom/tombs.htm

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La humanidad se posa sobre un cometa, a pesar de nuestras pesadillas.

En una hazaña sin precedentes, la misión Rosetta, de la Agencia Espacial Europea, ha logrado posar una nave de investigación científica sobre la superficie de un cometa. La nave matriz, enviada hace casi once años, logró sortear enormes dificultades en su largo viaje al cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko. La “curiosidad” humana por obtener información directa sobre los cometas es parte de la curiosidad por conocer nuestros orígenes: los cometas son portadores de la composición primigenia que tenía nuestro sistema solar. Se sostiene que ellos fueron fundamentales para el surgimiento de la vida, y la composición de nuestra atmósfera. En su travesía, desde marzo del año 2004 hasta ahora, la humanidad ha dado sobradas muestras de su barbarismo. Mientras un pequeño sector intenta descifrar los misterios de nuestros primeros pasos en el cosmos, los gobiernos, en mayor o menor medida, los ejércitos, los políticos, las grandes corporaciones, los reyes, dictadores de izquierda y derecha, han mostrado cuán lejos, pero cuán lejos, estamos de ser una especie digna del planeta que nos alberga. Hemos visto cortar cabezas, invasión de territorios, asesinatos de niños y gente inocente en masa, abuso del poder y miseria.

Rosetta se ha posado sobre un cometa. Es una gigantesca hazaña. Triste sí, que la más grande de todas, vivir en paz, amarnos y prosperar en libertad y sin hambre, sea hasta ahora un imposible…

Fotos en flickr

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La primera órbita de Gagarin

Hace 50 años, el cosmonauta soviético Yuri Gagarin circunnavegó la Tierra en lo que fue la primera visita humana al espacio. A bordo de la nave Vostok 1, Gagarin pudo ver con sus propios ojos aquella superficie hermosa y brillante de un planeta impregnado de vida y muerte. La hazaña, que aguijoneó el orgullo de los Estados Unidos y catapultó sus objetivos, mostró la capacidad del género humano para sortear escollos, proponerse metas, conquistar y aceptar desafíos. Entre la curiosidad y el poder, hemos—desde entonces—penetrado nuestro sistema solar, posado los pies en la Luna y construido una estación espacial internacional. Pero hemos sido—como entonces—incapaces de vencer el hambre, los odios religiosos, el fanatismo depredador, las monstruosas guerras y la vileza de la ambición material. Nuestra especie, mezcla rara de cualidades y barbarismos, todavía se debate entre avanzar los escalones de la inteligencia o descender a los infiernos de la barbarie y la autodestrucción.
Hubo una primera órbita … alrededor de un planeta lleno de angustias, amor, esperanzas, dolor, como hoy.

En un hermoso homenaje a aquel logro y a su protagonista, Yuri Gagarin, el proyecto first orbit ha realizado un filme que reproduce el primer vuelo tripulado al espacio usando escenas suministradas por la Estación Espacial Internacional, el sonido original de la comunicación entre el cosmonauta y el control en tierra y numerosas fotografías de los archivos históricos rusos. Al verlo, me pasaron por la mente tantos recuerdos de mis sueños infantiles y mi ingenua visión del futuro humano. Por favor, denle un vistazo, déjense llevar por la emoción del momento y recordemos la hazaña como parte de lo mejor de nosotros mismos.

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Japón: alimentos, agua potable y agua marina contaminadas. ¿Cuál es el riesgo?

Los sucesos en Japón, luego del terremoto y tsunami que devastó un área del noreste de la isla, no dan respiro por la magnitud de la tragedia. A ella se suma un desastre nuclear que tiene a los japoneses y al mundo en vilo por las eventuales consecuencias de una exposición masiva a la radiación. Sin embargo no puedo dejar de notar la confusión que generan las noticias y las afirmaciones de los diversos organismos involucrados –desde el gobierno japonés, la Organización Mundial de la Salud y diferentes bandos de científicos– acerca del mayor o menor nivel de peligro de la radiactividad expuesta por el daño sufrido en los reactores de la central de Fukushima.

Se han encontrado alimentos contaminados (leche, espinacas), agua potable y ahora se advierte de ciertos elementos  en el agua marina de las cercanías de la planta nuclear. A pesar de ello, el gobierno japonés asegura que no hay riesgo y las medidas de prohibición al consumo de los alimentos irradiados son de precaución. La Organización Mundial de la Salud afirma que el problema  es más serio de lo que se pensaba (no entiendo muy bien «qué se pensaba»). El asunto ha llevado a la Internet a discutir acerca de cuánta es la dosis perjudicial, antepuesta a una que «no trae mayores consecuencias».  Debo confesar que no me han convencido. Detesto la especulación y por ende el amarillismo, pero no es menos cierto que minimizar la gravedad de los hechos y las consecuencias del desastre nuclear es dañino, en especial si queremos sacar conclusiones para el futuro y salvar vidas.

He estado investigando sobre el tema y lo que he visto es que no existe una posición absolutamente clara, sólida, basada en profundos y exhaustivos estudios científicos.

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Ecos de un desastre nuclear.

Ecos de un desastre nuclear.

Aquel día, el reactor número 4 de la planta nuclear de Chernobyl estalló, haciendo volar el techo de 100 toneladas y expulsando a la atmósfera una enorme cantidad de material radiactivo que inmediatamente empezó a recorrer el mundo. Los habitantes de los pueblos cercanos fueron presa  de la contaminación. Los ríos, el bosque, los frutos, las estructuras, todo, absolutamente todo, quedó expuesto. Se calcula que la radiación liberada fue cien veces la de la bomba de Hiroshima, de 1945. La nube radiactiva alcanzó a Europa. Los niveles de contaminación en el viejo continente pasaron los límites “tolerables”.

Las líneas anteriores la escribí en EF a propósito del vigésimo aniversario del desastre nuclear de Chernobyl en abril del 2006. Entonces, como ahora, he sostenido que la decisión de usar el poder atómico suponiendo que puede ser «dominado» es una demostración de la incapacidad de la civilización para poner límites a su avaricia y arrogancia.

No aprendemos de nuestros errores, o al menos, el tiempo que históricamente nos cuesta remontarlos es largo. La cuestión es que hay ocasiones en que el tiempo es decisivo. A diferencia de los accidentes aéreos provocados por un error de diseño, aunque nos duelan las víctimas, sabemos que eventualmente habrá una corrección. Los desastres nucleares son una amenaza a la vida en su totalidad, sus consecuencias perduran en el tiempo y destruyen la habitabilidad de regiones enteras. La radiación puede no matar de inmediato para luego manifestarse en enfermedades como el cáncer, mutaciones horribles y malformaciones genéticas.

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