Agujero
Cómo podría explicarles que tengo años sumido en un agujero. Sé que es imposible de comprender para quien no me conoció o conoce de cerca. Mis lectores ocasionales, algún nuevo amigo de la bitácora, los más jóvenes, pueden hasta dejar de leer estas líneas justamente aquí, para dedicarse a menesteres más provechosos que examinar los vericuetos existenciales de mi persona. ¡Qué le voy a hacer! Pero como en alguna ocasión – cuando comencé mi periplo con ExtempForaneo – expliqué, este es mi registro personal. He escrito de política, ambiente, música, libros, vivencias, pero el factor común es que intento expresar por escrito lo que siento y percibo del mundo que me rodea y nos rodea.
En muchas oportunidades mi percepción de la vida está afectada por el tamiz de mi vida pasada y los años “perdidos”. Debo luchar constantemente contra mis propias opiniones acerca de mí mismo y en esa lucha, generalmente salgo perdiendo porque soy extremadamente exigente. No me perdono una.
Cuando nos vinimos a Estados Unidos, éramos – mi esposa y yo – una pareja en el borde los cincuenta. Atrás quedaron posibilidades rotas y una juventud entregada a un error, que a pesar de todo – como es usual – proveyó placeres, encuentros, adquisiciones y gratificaciones.
Pero – vuelvo – he vivido en un agujero. No me encuentro a mí mismo. Ya no sé qué soy, qué puedo hacer ( que me haga feliz ) en los años de vida que puedan quedarme. Ser buen padre es algo que está, obviamente, incluido en el paquete. Pero incluso para serlo mejor, quisiera encontrar aquello que a estas alturas de mi vida me haga vibrar de emoción y satisfacción. ¿Estoy equivocado? ¿Debo resignarme y asumir la vida, tal y como se presenta? ¿Por qué siempre estoy tan inquieto, inconforme, insatisfecho? He dicho.